Me llamo Francisco Papasidero, tengo 36 años y soy de Morón, aunque desde muy pequeño fui a vivir a Bariloche. Mis padres tenían un fuerte compromiso pastoral, eso fue lo que me permitió observar de cerca a los salesianos, en especial al P. Pepe Kindslenher. Su entrega y su sacrificio en el apostolado dejaron en mí la certeza de que es posible construir un lugar mejor para todas y todos: el Reino de Dios.
Gracias a mi madre, siempre mi vida estuvo matizada por la música. Desde muy pequeño estudié guitarra e instrumentos de percusión como bombo o batería. También estudié en el conservatorio.
Los últimos 10 años viví en Tandil, donde me gradué de Realizador en Artes Audiovisuales en la Universidad Nacional del Centro. Nunca dejé de lado mis trabajos pastorales en la diócesis de Azul, incluso participé de varias actividades de extensión, de gran compromiso social, en la universidad.
En junio de 2021 fui a Morón a visitar a mi familia. Un domingo fui a la misa al Sagrado Corazón y me acerqué a un sacerdote que estaba confesado, el P. Vicente Ricchetti. ¡Me animé porque ahí nadie me conocía! Entonces le comenté mis inquietudes. La conversación fue breve, pero clave: me pasó el contacto del P Carlos Pomar. Ese día salí de la Iglesia con la sensación de que me encontraba en casa.
Casi un mes después llamé por teléfono al P. Carlitos. Hablar con él me animó a acercarme a Casa Emaús para pasar unos días con la comunidad. El compromiso con los jóvenes y con los pobres de esta comunidad y el esfuerzo de todos por vivir una fe integrada a la realidad de la época, me dejaron encantado. Para finales de ese año, luego de participar del retiro Ven y Verás en Fortín Mercedes, decidí pedir el ingreso como peregrino en Emaús.
Siento los “guiños” que Dios hizo en mi camino, para que llegue a acá donde estoy: comenzando mi proceso como novicio salesiano de Don Bosco.
Tengo un poco de temor, sin embargo confío en que Dios, a través de mis hermanos salesianos y de los jóvenes, va a estar a mi lado guiando esta danza para que sea feliz.
Fuente: Salesianos Argentina